La estética choni ya no es insulto: es identidad

CULTURA Y CALLE

Marco Fidalgo

10/12/20252 min read

Durante años, la palabra choni fue sinónimo de burla. Servía para marcar diferencias, para señalar a las chicas de barrio que vestían con aros dorados, chándales ajustados, uñas infinitas y una actitud que incomodaba a quienes se creían “mejores”. Pero los tiempos han cambiado. Lo que antes se usaba como insulto hoy se ha convertido en una bandera.


Lo que muchos no entendieron es que esta estética siempre fue una expresión de autoafirmación y deseo de visibilidad. En un contexto donde las clases populares fueron sistemáticamente invisibilizadas por los medios y la moda, las chonis se hicieron ver a su manera: con brillo, con volumen y sin pedir permiso.

El exceso fue su respuesta al silencio.

Hoy, ese mismo lenguaje visual se ha filtrado en las pasarelas, en los videoclips y en las marcas de lujo. Pero lo interesante es que las artistas que nacieron de esos códigos no los están “suavizando” para el público masivo, sino reivindicando su origen. La Zowi lo dijo claro: “No somos de plástico, somos de calle.”


La reapropiación de lo choni no solo es estética: es política. Significa ocupar un espacio que históricamente se negó. Y aunque muchas marcas ahora intentan capitalizar ese imaginario —vendiéndolo como “Y2K” o “street glam”—, las artistas que lo originaron mantienen el discurso real: esto no es tendencia, es identidad.

Lo que para algunos fue “mal gusto”, para otras fue un refugio, una forma de existir sin pedir validación. Uñas de gel, moños altos, labios delineados y joyas XXL no son disfraces: son símbolos de orgullo, independencia y pertenencia.

El fenómeno también habla de clase. La estética choni pone sobre la mesa un tema incómodo: cómo se criminaliza o se caricaturiza lo popular cuando viene del barrio, y cómo se celebra cuando pasa por el filtro del lujo.

La diferencia no está en el estilo, sino en quién lo lleva y desde dónde.

Y en 2025, esa distancia se está achicando: ahora las nuevas generaciones no quieren esconder sus raíces, sino gritarlas con brillo y autotune.

Y aquí lo tenemos claro: el futuro del estilo no está en lo exclusivo, sino en lo auténtico.

Y lo choni, lejos de ser un insulto, es ya una forma de decir que la cultura de la calle sigue marcando el pulso del país.



Related Stories